Tomarse un descanso luego de un largo periodo de trabajo suele ser recomendable para quitar todo tipo de presiones que haya tenido, relajarse y despejar la mente, compartir tiempo con los seres queridos y muchas cosas más que nos mantengan alejados por un tiempo de las rutinas. Qué tal si pensamos en un destino cálido, donde el poder descansar ahí sea similar a encontrarse en el paraíso mismo. Un lugar donde cada paso que des te deslumbre por completo y creo tener la solución a esto. Unas vacaciones en Brasil para disfrutar del carnaval de Brasil y observar sus costumbres y creencias que son asombrosas así como también sus espacios ofreciendo bellezas naturales. En este país nunca hace frio, podrás escaparte por unos días del invierno abrumador y sentir pleno verano en cualquier momento.
Los lugares más conocidos son el “Cristo Redentor”, el “Pan de azúcar”, las playas en Rio de Janeiro, el rio Amazonas, las bellas Cataratas del Iguazú. Además de que por las noches puedes encontrarte con gente haciendo fiestas en las calles, buenas personas que les gusta hacer sociales con los turistas, conocer cada comida típica del lugar, sus bebidas, realmente es un destino imperdible, siendo que este año ha sido seleccionada como sede del mundial y cada visitante se ha asombrado con cada paisaje, cada tienda, cada ciudad. Si vivir un clima de paz y tranquilidad es lo que quieres, has llegado al lugar más indicado, donde como todos los lugares suelen haber conflictos pero su corazón es más grande. Se necesita descansar de lo que vivimos día a día, nuestro cerebro tiende a abrumarse ya que está en constante movimiento pensando que es lo que hay para hacer, trabaja por demás cuando sentimos presión y suele ser perjudicial para nuestra salud. Muchos médicos recomiendan tomar un par de días para pensar en uno mismo.
Brasil es un país enorme y las distancias entre los puntos de interés son muy grandes, por lo que a la hora de planificar un viaje a este interesante país suramericano hay que seleccionar qué se quiere ver y dónde ir. El hecho de que sea tan grande también es un incentivo para el viajero que le asegura una gran riqueza paisajística y de ocio. De esta manera, nos podemos encontrar de todo, desde grandes metrópolis como Río de Janeiro a playas paradisíacas, lugares remotos con una increíble fauna y vida salvaje, riqueza al lado de pobreza, selva con urbanismo, etc. El contraste también se puede percibir en cuanto a su gente.
Brasil es un país de mestizaje, la mezcla es total con un buen ejemplo de coexistencia multicultural absoluta.
Río de Janeiro, la capital de Brasil, es una ciudad fantástica vista ya desde el aire cuando te acercas a su aeropuerto. La ubicación geográfica la hace única, con los edificios entre las montañas y el mar, el Pão de Açúcar, el Corcovado, las playas míticas de Copacabana e Ipanema, etc. Como está en el hemisferio sur, los meses de diciembre y enero para los brasileños son verano, de manera que es una buena época para cambiar el frío europeo por un poco de calor sureño. El viajero no puede dejar de subir al cerro del Corcovado, desde donde hay una vista espléndida de la ciudad y reposa majestuosa la enorme estatua del Cristo Redentor, y visitar luego el centro histórico, con edificios coloniales interesantes.
También vale la pena dejarse seducir por la parte amazónica del país verde y amarillo. Y la mejor manera de empezar con ello es aterrizar en Manaus, la capital del Amazonas brasileño, una ciudad enorme en medio de la selva. Allí se pueden contratar rutas guiadas parcialmente en barca y en jeep a través del río Amazonas, el más grande y espectacular del mundo. Tal es su magnitud que no se ve la orilla opuesta desde el otro lado y el lugar más ancho tiene 33 km, pareciendo verdaderamente el mar.
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