La intensa sequía que se venía registrando durante los últimos meses al sur de Brasil había surtido evidente efecto en las famosas cataratas del Iguazú, generando repercusiones de todo tipo en su flora y su fauna. Obviamente, también trajo consigo la disminución de los turistas que constantemente visitan estas espectaculares regiones.
El caudal de agua normal que transporta el río se vio reducido a menos de la mitad, pasando de los 1.2 millones de litros por segundo promedio a menos de 600 mil litros por segundo. Con esto, muchos de los inmensos paredones de roca habían quedado al descubierto, e incluso había zonas en las que se podía ver la basura acumulada en el fondo de las cascadas.
Por suerte, parece que en los últimos días esto ha cambiado, puesto que por fin se han registrado volúmenes importantes de precipitaciones que han revertido la situación. Estas lluvias han ayudado a la recuperación de los niveles habituales en el caudal del río Iguazú, que actualmente supera los nueve metros de profundidad. El vocablo guaraní “Yguasu” del que obtiene su nombre el río, significa “agua grande”, por lo que afortunadamente podemos decir que las cataratas vuelven a hacer honor a su denominación.
De esta forma, la imagen que hemos puesto al principio del artículo cobra nuevamente su función de persuasión, ya que quienes tengan la fortuna de poder visitar las cataratas del Iguazú en la actualidad, se encontrarán con los exuberantes paisajes intactos y en todo su esplendor. Debajo dejamos algunas otras fotografías, que seguramente harán decidirse a unos cuantos por este espléndido y clásico destino turístico sudamericano.
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